sábado, noviembre 10, 2007

Antecedentes Históricos


Las históricas calles antiguas, sinuosas y angostas, de canto rodado han sucumbido ante el cemento. Aún quedan deliciosos rincones umbríos e intrincados con casas de maderas entramadas en el pardo colorido de los adobes viejos o vetustas callejuelas mágicas, laberintos quiméricos, que parecen ancladas en el tiempo.

Madrigal y toda la Vera disfrutan, como sabemos, de abundantes aguas y tienen un relieve accidentado con importantes elementos de defensa, factores que han permitido el asentamiento humano desde los primeros tiempos prehistóricos e históricos. Julio Caro Baroja, en sus estudios etnográficos, ha subrayado la importancia del relieve físico para el desarrollo de las culturas.

Desde la presencia de los vetones en el siglo VI antes de Cristo de los que hay numerosos vestigios en El Raso, se han escrito páginas documentadas sobre las referencias más significativas de los fenicios, cartagineses, romanos y visigodos de los que no voy hacer mención. Algunos autores manifiestan la insuficiencia de datos para testimoniar la presencia musulmana en la región. Otros la deducen en la pervivencia de topónimos como Jaraíz, Jarandilla, río Gualtaminos y la existencia de restos musulmanes en la plaza mayor de Jaraíz, citada en 1786 en la correspondencia enviada por el cura del lugar al geógrafo Tomás López.
Aunque es en la época de la Reconquista, según Domingo Montero Aparicio, cuando la Vera y sus lugares se van a incorporar definitivamente a la Historia. Es probable que en algún pueblo de la Vera repobladores cristianos se asentaran en alguna aldea musulmana existente. No parece el caso de Madrigal por la escasez de indicios árabes. La mayoría de los pueblos actuales de la comarca deben su creación a la repoblación de zonas conquistadas hacia finales del siglo XII y principios del XIII. José Antonio Sánchez Prieto manifiesta que la zona fue repoblada por leoneses pues un elevado número de características locales: aspectos lingüísticos, folklore popular, tipos de vivienda rural y otras responden más a influencias asturiano-leonesas que castellanas. Se estableció un régimen rural de pequeña propiedad que se caracterizó por la división de la tierra en pequeños lotes además de la utilización de los pastos y bosques comunales.

Según el médico Marceliano Sayans, los nombres de muchos pueblos de la Vera son topónimos medievales: Valverde, Villanueva, Aldeanueva, Torremenga, Pasarón, El Losar. Antes de la fundación de Plasencia la comarca aparece citada en documentos reales de la segunda mitad del siglo XII. El hecho histórico más importante en esta época medieval es la fundación de Plasencia por Alfonso VIII de Castilla en el año 1186, en cuyos límites y jurisdicción se establecerá la Vera en 1189. En este mismo año se crea un nuevo Obispado en Plasencia y la Vera queda vinculada.

La dependencia jurisdiccional de todas las aldeas creadas, respecto a Plasencia, se mantendrá hasta los primeros enfrentamientos entre el rey y la nobleza en la época de Alfonso X, con motivo de la sucesión entre su hijo Sancho IV y su nieto el Infante Alfonso de la Cerda, hijo natural de su hijo primogénito Fernando de la Cerda que ya había fallecido. La sede placentina recién creada tendrá profundas disputas con los Obispados de Ávila y Toledo, llegándose a situaciones violentas, incluso a enfrentamientos armados entre las ciudades de Ávila y Plasencia, según cuenta el historiador Fr. Alonso Fernández. A pesar de estos intentos, la ciudad de Plasencia conservará su sede episcopal, desligándose por completo de los Obispados castellanos y pasando a depender del Arzobispado de Santiago.


Es ya bien conocido, que en la última década del siglo XIII el rey Sancho IV concedió Valverde y las aldeas de Madrigal, Talaveruela, Viandar y Villanueva al Canciller de la Reina y Abad de Santander, Nuño Pérez de Monroy, I Señor de Valverde, y a todos sus sucesores. Madrigal, de aldea de realengo pasa a ser aldea de señorío. Plasencia se vio afectada por la separación de estos lugares de su jurisdicción pero los más afectados fueron los madrigaleños que fueron sometidos a un régimen arbitrario y despótico y a un férreo sistema tributario.

Enrique IV confirma en 1455 a Diego López de Zúñiga, Conde de Nieva, la posesión del Señorío de Valverde. Con este Conde se intensificó el régimen de dureza y opresión. Los Reyes Católicos tuvieron que intervenir en casos extremos que llegaron a oídos de la Corte en favor de algunos vecinos de la zona a quienes el Conde confiscaba bienes, agraviaba o torturaba. En 1786, cuando el párroco de Madrigal es consultado en el “Interrogatorio” de Tomás López sobre el sistema de gobierno, expresa en su respuesta el estado de ánimo que se vivía entonces:”..por lo que dice a gobierno político y económico se puede decir que ninguno, porque aquí la villa de Balberde es la que lo manda y dispone todo y carece este lugar de todo gobierno económico, ni tiene privilegio alguno...” Madrigal logra su autonomía a mitad del siglo XIX. El concejo de Villanueva compra su autonomía al Conde Nieva y se desvincula de la jurisdicción de Valverde en el año 1643. Dos años después lo hace Viandar. Los escasos recursos del concejo de Madrigal impiden antes su separación.