sábado, junio 21, 2008

El Cónclave del Partido Popular


El XVI Congreso del Partido Popular, que alguien ha denominado Cónclave por lo del pensamiento democristiano tiene claras diferencias respecto a cualquiera de los Cónclaves de La Iglesia Católica. Aquí no hay "sede vacante" pese al sano y lógico intento político de algunos de que así fuera. La cabeza visible ha resistido los envites y parece dispuesto a aceptar el pontificado con báculo y tiara, es decir como presidente del partido y candidato a la presidencia del gobierno. Mi opinión sobre el pontífice Rajoy ha quedado nítidamente expresada en este Blog. La reunión secreta o discreta de los cardenales electores cuyo desarrollo no trasciende porque su propia regulación impone el silencio y la discreción, aquí tiene notorios protagonistas con públicos gestos de desprecio que no pasan inadvertidos a nadie y con dudosas aclamaciones multitudinarias. Allí se analiza el perfil del cardenal que mejor se ajusta a las necesidades de la Iglesia y a la demanda de los electores. Y aquí, los barones no han analizado el perfil o han optado por un perfil bajo. Creo que se han equivocado pero ya llegará el veredicto de los electores.

Un cónclave como este XVIº Congreso tienen interés periodístico, amplia cobertura mediática y notoriedad. Pero a éste le falta suspense, proximidad y consecuencias ante la ausencia de "papables". Ha habido nuevos "elegidos" y se ha obviado la principal elección: el nuevo pontífice. Todo previsible e intrascendente. Se han violado todos los secretos y ha faltado la inspiración del Espíritu Santo. Y mucho me temo que en el transcurso del tiempo haya "penas de excomunión." De este Congreso no sale, como era lo obvio, una figura señera con imagen e impacto mediático para candidato a presidente de gobierno. A los compromisarios y lectores de este Blog les recomiendo el siguiente decálogo liberal:

El 1 de abril de 1954 se publicó en las páginas de News Chronicle el siguiente texto firmado por Bertrand Russell: "Tal vez la esencia del enfoque liberal de la vida podría resumirse en un nuevo decálogo, cuyo objetivo no es sustituir al antiguo, sino complementarlo. Los Diez Mandamientos que, como profesor, yo desearía promulgar son los siguientes:

1.- No te sientas absolutamente seguro de nada.

2.- No creas que merece la pena ocultar datos, ya que los datos, sin duda, saldrán a la luz.

3.- Nunca desaconsejes la reflexión, pues sin duda tendrás éxito.

4.- Cuando encuentres oposición, aunque sea por parte de tu cónyuge o de tus hijos, intenta vencerle mediante argumentos y no alegando autoridad, pues una victoria basada en la autoridad es falsa e ilusoria.

5.- No sientas respeto por la autoridad de otras personas, pues siempre pueden encontrarse autoridades opuestas.

6.- No utilices el poder para suprimir opiniones que consideres perniciosas, pues, si lo haces, las opiniones te suprimirán a ti.

7.- No temas defender una opinión excéntrica, pues todas las opiniones que hoy se aceptan fueron excéntricas en su día.

8.- Encuentra mayor satisfacción en el desacuerdo inteligente que en el acuerdo pasivo, pues, si valoras la inteligencia como debe hacerse, la primera postura indica mayor acuerdo que la segunda.

9.- Sé escrupuloso en decir la verdad, aunque tal verdad sea inconveniente, pues más inconveniente aún sería intentar ocultarla.

10.- No envidies a quienes viven en una situación de felicidad ilusoria, pues sólo un tonto pensará que eso es felicidad."