sábado, octubre 25, 2008

Francisco Javier Fraile, en el recuerdo


El fallecimiento de Javi, ayer viernes, nos ha dejado helada el alma. Aunque su muerte era tan temida como esperada tras su larga enfermedad, apenas tenía 36 años. Era muy joven. Y con su nuevo corazón trasplantado por el eminente Dr. Pulpón y su equipo médico en el Hospital Puerta de Hierro, gracias al altruismo y al anonimato de una maravillosa familia, ha prolongado su vida durante 10 años. Uno de los logros más apasionantes de la ciencia médica de nuestros tiempos desde el punto de vista terapéutico son los trasplantes de órganos vitales sanos por órganos lesionados que garantizan temporalmente la vida de un ser humano.

Internamente me he rebelado y gritado sin comprender por qué tienen que irse para siempre y tan jóvenes los seres buenos que tanto nos quieren y a los que tanto queremos. Pero decía Menandro un escritor griego de finales del siglo III despues de Cristo, que: Aquel a quien aman los dioses muere joven. Javi luchó hasta el último segundo con entereza, sin bajar la guardia y con lucidez se despidió serenamente de todos. Tenía el corazón de un joven atleta y el cerebro de un gran deportista.Conocía a la perfección los vericuetos y síntomas de su grave enfermedad degenerativa. Creo que en sus últimos días le temía más al dolor que a la muerte y esta preocupación se la trasladó a la psicóloga y a los médicos que le atendieron.

Crucé con él algunos correos electrónicos en los últimos meses que transmitían una pasión y agradecimiento al encomiable sacrificio y entrega de unos padres ejemplares que se desvivieron por él durante toda su vida por encima incluso de sus posibilidades. Era inteligente, sensato, ecuánime y de una gran fidelidad con los múltiples amigos y familiares que le han acompañado en su último adiós. Me vienen a la memoria las animadas charlas y los pronósticos que manteníamos sobre fútbol con su equipo favorito el F. C. Barcelona antes de cada inicio de temporada. Aunque defendía sus posiciones con firmeza, cuando le ofrecías argumentos sólidos era respetuoso con las opiniones contrarias.

A nuestra gran familia, su muerte física nos ha llenado de pena, de pesar, de dolor y de tristeza y le vamos a echar de menos pero la peor muerte es el olvido y Javi estará siempre en nuestro recuerdo y en nuestro corazón y ahí vivirá permanentemente.