domingo, mayo 09, 2010

Rotundo suspenso a la clase política


El pasado sábado asistí a la boda del hijo de unos amigos y durante la comida, celebrada en una preciosa finca próxima a Madrid, compartí mesa con un prestigioso abogado laboralista madrileño, jefe de un acreditado despacho de más de cien abogados y tres empresarios de éxito de distintos sectores económicos. La mayoría, amigos; todos, conocidos y muy respetados. Con señoras incluidas, completábamos una mesa redonda de diez asientos en la que todos podíamos vernos y participar en un animado debate de carácter religioso, económico y colateralmente político que se suscitó. Me reconozco intenso y defiendo con pasión las cosas en las que creo y los hechos y números que constato. Aunque con los años me he vuelto políticamente menos correcto, entre amigos y en momentos de tensión, que no fue el caso, recuerdo la frase de Woody Allen: La amistad es como la mahonesa: cuesta un huevo y hay que tratar de que no se corte.

En el debate, surgió de inmediato el conflicto religioso, al hilo de insólitos e imperativos comentarios del sacerdote en relación a la confesión, comunión y otras malas prácticas, según expresó en el transcurso de la misa nupcial. Acto seguido, se comentó la pederastia o pedofilia en los colegios religiosos y en la iglesia católica, en general, que tanto escándalo ha producido. Aquí hubo unanimidad. Hay que denunciarla, perseguirla y erradicarla dentro de la Iglesia y fuera de ella, es decir, en la propia sociedad. Apostillé en un comentario posterior que la Iglesia Católica debe resolver dos problemas con urgencia: Abolir la confesión privada y transformarla en un acto íntimo de arrepentimiento del pecado que es la esencia de la confesión y la conversion, y suprimir el celibato que es de origen eclesiástico y no divino. Posteriormente, expresé mi opinión sobre la gravedad de la economía española y mi rechazo a la clase política española actual, sin excepción, como causante de éste y otros numerosos males políticos y sociales que nos aquejan, fruto del bajo nivel intelectual y educativo español. Mi opinión fue rebatida y replicada por el letrado y amigo, en tono festivo, como exagerada y pesimista.

Veinticuatro horas después de mi reflexión se ha conocido la encuesta del CIS(Centro de Investigaciones Sociológicas) correspondiente al pasado mes de abril que parece confirmar la propagación de mi "pesimismo" a la mayoría de los encuestados. Observad la respuesta a las siguientes preguntas: ¿Cómo calificaría usted la situación económica general de España?El 74% de los 2.500 entrevistados ha respondido mala o muy mala. ¿Cree usted que la situación económica actual del país es mejor, igual o peor que hace un año? Casi el 60% ha contestado que peor. ¿Cree Ud. que dentro de un año la situación económica del país será mejor, igual o peor que ahora? El 65% ha contestado que será igual o peor. Sólamente un 22% ha contestado que será mejor. Y con gran diferencia, la mayor preocupación es el paro y los problemas económicos. Y en lo referente a la situación política de España, el 63% dice que es mala o muy mala. Y a un año visto el 72% manifiesta que será igual o peor. El político más valorado obtiene un 3,74 y el ministro del gobierno más valorado un 4,67. El presidente del gobierno y el lider de la oposición no inspiran ninguna confianza a más del 75% de los encuestados. No siempre, pero algunas veces, el pesimista es un optimista bien informado. Finalmente, cómo estará la economía española cuando el Secretario de Estado de Economía afirma que la situación es dramática.