Vivimos tiempos de tanta insensatez y locura política nacional que el gobierno de Zapatero nos decía mentiras que parecían verdades: "Tenemos el sistema financiero más sólido de la comunidad internacional." Y el gobierno de Rajoy nos dice verdades que parecen mentiras: "No hay dinero en las arcas públicas para pagar servicios públicos." En el gobierno socialista no había asomo de realismo, vivían en una desbocada fantasía en contra de la propia evidencia. Construyeron un mundo económico propio, ajeno a la persistente realidad. El visionario Zapatero transformó su gestión política en puro lenguaje, en vana retórica. En el gobierno de Rajoy la información sobre la situación económica es apocalíptica, enloquecida, de horror. Las predicciones son aterradoras para los ciudadanos, los mercados y no para la oligarquía política. Parece el fin de los tiempos, de la historia y nos esperan las peores calamidades. Nos invade un pesimismo tenaz sin un soplo de esperanza. Promueven una amnistía fiscal e incendian el lenguaje con mensajes que nos acercan al abismo para que el ahorrador coja el dinero, corra y el prestamista suba los intereses.
Ha llegado el tiempo de la sensatez, del realismo económico y de la coherencia. Necesitamos voces lúcidas y hombres de Estado de aquí o de fuera que no renuncien a su compromiso cívico, ético y moral, que eviten el empobrecimiento generalizado y la brutal caída de los niveles de vida de los españoles. Antes de la subida de impuestos o del recorte de prestaciones sociales a los ciudadanos había que haber reducido o eliminado la burocracia estatal, la autonómica con órganos duplicados e infraestructuras ruinosas (aeropuertos, televisiones, empresas públicas etc.) y la economía improductiva de enchufados políticos para favorecer la productiva que es la generadora de riqueza y puestos de trabajo. La actual estructura del Estado y la corrupción política a todos los niveles precipitarán la ruina y el hundimiento de España.
Si Rajoy no tiene el valor o coraje para atacar los verdaderos problemas económicos, sociales o políticos de España y sigue amparado en su retórica truculenta y ramplona de recortes y subidas de impuestos "necesarios" se precipitará su impopularidad, contestación social y caída, producirá una deflación de consecuencias nefastas y sumirá, por tiempo, a millones de españoles en la miseria y el hambre.