sábado, mayo 03, 2008

Los desastres de la Guerra de la Independencia


El pasado 1 de marzo escribí sobre el Bicentenario de la Guerra de la Independencia en Plasencia y la Comarca de la Vera. Goya, genial pintor aragonés, vivió y plasmó magistralmente los excesos y el horror de las tropas francesas. Esto no le dificultó años después, su exilio en Burdeos tras el regreso del déspota Fernando VII con su régimen absolutista y su acoso a los liberales. Su sensibilidad acusó el impacto de la Guerra de la Independencia y su testimonio fue estremecedor. Sus estampas fueron un alegato contra la violación, la barbarie, la crueldad, la muerte y un himno al heroísmo, al honor, a la libertad y a la vida. Son 82 grabados que realizó entre 1810 y 1815 sobre los sucesos ocurridos.

El grabado es el efecto del dibujo realizado sobre una plancha de madera o metal con las técnicas artísticas empleadas en su desarrollo como son aguafuerte, aguatinta, punta seca o buril. Unos grabados los elaboró con ácido o aguafuerte y otros con incisiones o surcos realizados directamente en la plancha. Una vez que los surcos están llenos de tinta se transmiten directamente al papel en su contacto con éste. Hace 3000 años que los Sumerios en Mesopotamia produjeron originales múltiples partiendo de piedras cilíndricas en las que tallaban sus dibujos o diseños que dejaban impresos en arcillas blandas. Pero es a principios del siglo II cuando los chinos inventan el papel e inician la técnica conocida del grabado. En el Renacmiento floreció el grabado con Alberto Durero que fue el gran maestro gráfico. En el siglo XVII, Italia fue la gran productora de grabados. Tiepolo marcó una tendencia y tuvo gran influencia en Goya considerado el artista gráfico más importante del arte español. Al pintor aragonés le sedujo la reproducción masiva de imágenes con creación y calidad, el mejor medio de expresión para ejercer la crítica social y restablecer la regeneración moral y social del país. La utilización del aguafuerte en los grabados permite destacar los contrastes del claro-oscuro con la iluminación de las personas frente a su entorno más sombrío y lóbrego.

Cada uno de los 82 grabados lleva un título. Destacaremos algunos al azar: 1808, tristes presentimientos de lo que ha de acontecer. Se publicó en 1863. Es el primer grabado que abre la serie. El contenido es un hombre arrodillado con los brazos abiertos y la mirada elevada al cielo. La soledad del hombre frente al desastre, la barbarie y la guerra. Con razón y sin ella. Es la escena en que unos soldados franceses se disponen al fusilamiento de un grupo de civiles. Ninguna razón justifica la muerte de un indefenso. Qué valor. Una mujer encima de unos cadáveres anónimos dispara un cañón contra los franceses. La imagen de la heroína Agustina de Aragón. Ya no hay tiempo. Unas mujeres víctimas de la violación del ejército francés. Una escena patética que repite en varias estampas.

Son 82 escenas que representan la cruda realidad de estampas vividas y recordadas por Goya hace 200 años, con cuerpos torturados y salvajemente asesinados por las tropas francesas y soldados franceses muertos con puñales y hachas por civiles españoles. Goya muestra la esencia del ser humano y la visión crítica de su época con gran inteligencia e imaginación. Su calidad artística y belleza formal es equiparable a las obras de Durero, Rembrand o Picasso.