sábado, febrero 09, 2008

La salud a través de la actividad física


"Mens sana in corpore sano" es una frase latina que forma parte de una plegaria a los dioses del poeta latino Juvenal que vivió entre finales del siglo I y principios del siglo II de nuestra era. El poeta nos enseña a pedir lo que más nos conviene: la salud integral de la mente, el cuerpo y el alma. Una mente sana, un cuerpo sano y un alma fuerte. La práctica de actividad física de forma regular acondicionada a las características de cada uno aporta efectos beneficiosos para la salud. Esta afirmación está probada por numerosos científicos en el transcurso de los siglos y especialmente en el nuestro. En la Grecia clásica ya encontramos vínculos entre el ejercicio físico y un buen estado de salud. Los efectos perniciosos del sedentarismo han creado una conciencia social sobre el ejercicio y la salud física y psíquica de la persona. En 1948, la OMS definió la salud y aún esta vigente: la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social y no tan sólo la ausencia de enfermedad. Cuando mencionamos la salud lo hacemos desde una perspectiva integral. A través de la actividad física influimos en la salud como acción preventiva, efectos sobre el bienestar y función rehabilitadora.

Un humanista inglés del Renacimiento, Richard Mulcaster, escribió en 1581 una obra denominada Positions sobre el ejercicio físico, la educación y la salud. Destacaba la importancia de educar en los primeros años conjuntamente lo físico, lo intelectual y lo espiritual para formar un hombre integral. En la historia de Inglaterra está considerado como el padre de la pedagogía inglesa. Favorecía una educación armónica y equilibrada en la que el cuerpo tenía un papel relevante y la educación física era fundamental para el mantenimiento y progreso de la salud comunitaria. Sus conceptos de salud y enfermedad eran similares a los que tenían Hipócrates, médico griego del siglo V adC, y Galeno también griego del siglo II ddC. Tanto Mulcaster como los principales investigadores de nuestro siglo exponen tres clases de hábitos de vida saludable:

- Una alimentación correcta.
- La práctica adecuada y regular de actividad física.
- Descanso adecuado y de duración a propiada.

El sedentarismo deteriora el organismo y lo conduce a la enfermedad. En nuestra sociedad actual la práctica habitual de ejercicio físico tiene más sentido que nunca. En la cuarta Conferencia de Promoción para la Salud celebrada en Yakarta (Indonesia) en 1997 se consideró a la actividad física como una de las diez principales prioridades para la promoción de la salud pública y uno de los desafíos futuros más importantes. Interesa más desde el punto de vista de la salud pública lograr que la población sedentaria se convierta en activa que los activos incrementen su nivel de práctica. En la actualidad, la actividad física es una herramienta de prevención de las enfermedades denominadas "de la civilización o degenerativas". Contribuye a alargar la vida y a mejorar todas las funciones orgánicas. El ejercicio tiene efectos beneficiosos sobre el aparato respiratorio: Entrena los pulmones, ensancha el torax y limpia los conductos. En el aparato cardiovascular: limpia los conductos de la sangre y ayuda a que fluya. Sobre el metabolismo, se incrementa el calor natural, mejora el apetito, alivia las digestiones pesadas, libera los humores innecesarios y ayuda a desechar los excrementos que no sirven para nada. Finalmente sobre el aparato locomotor, moldea partes del cuerpo, evita el entumecimiento, fortalece la extremidades débiles, mantiene las articulaciones con movilidad, sujeta los ligamentos, activa los músculos y fortalece los tendones. Pero este ejercicio físico como cualquier manifestación humana tiene un componente físico, psíquico y social.

Los últimos estudios en población general indican que la práctica de una actividad física regular, estable y moderada ayuda a mejorar tanto la salud física como la psicológica, incrementando y mejorando la calidad de vida. La práctica de ejercicio regular contribuye a instaurar estilos de vida más saludables y a reducir o eliminar factores de riesgo asociados al sedentarismo. La actividad física reduce la tasa de mortalidad por enfermedades coronarias, disminuye la tensión arterial y ayuda a la pérdida de peso. Disminuye el riesgo de padecer diabetes. Si no ha cambiado su estilo de vida aún está a tiempo. Estimule el hábito hacia el deporte o la actividad física y notará sensación de bienestar. Paseos rápidos, carreras, natación, subir y bajar escaleras, ciclismo, danzas y bailes, senderismo, esquí o remo son prácticas aeróbicas que incrementan la acción del sistema pulmonar o cardiovascular. Hay que eliminar con el ejercicio el sobrepeso y tener una actividad física superior. Este ejercicio es necesario en todas las edades y es un factor protector ante los hábitos nocivos(tabaco, alcohol y otras drogas). El cardiólogo español Valentín Fuster acaba de afirmar que en los últimos años, la evidencia científica de la bondad del ejercicio físico para nuestra salud es abrumadora. Mover los músculos activa cascadas moleculares beneficiosas para innumerables funciones metabólicas y el nivel de endorfinas (sustancias que nos proporcionan serenidad y placer) se mantiene elevado. Y los males que afectan a nuestra sociedad, como el estrés crónico, la ansiedad y la depresión se mantienen a raya. La salud se alcanza a través de la actividad física y ésta última tendría que ser una prioridad clara para cualquier político. Terminamos como empezamos: «orandum est ut sit mens sana in corpore sano. » Pidamos a los dioses decía Juvenal o a Dios digo yo (para los creyentes) que tengamos una mente sana en un cuerpo sano. Teniendo salud se puede alcanzar todo lo demás.