domingo, noviembre 14, 2010

Preciado; ofensivo y violento


El entrenador del Sporting de Gijón, Manuel Preciado, ha utilizado el insulto para responder a una manifestación u opinión de Mourinho que dijo que el Sporting había regalado los tres puntos al Barça por jugar en el Camp Nou con el equipo reserva. En lugar de rebatir esa opinión con argumentos o con humor e ironía, como hacen las personas inteligentes, descalifica al entrenador del Madrid llamándole "canalla y mal compañero" en el conjunto de una tensión verbal creciente. Y para adornarlo manifiesta que el Madrid se encontrará en Gijón con un horno ardiendo. Si fuera tras un "calentón de boca" o en el momento de tensión de un partido puedo hasta entenderlo pidiendo disculpas posteriormente tras la lucidez y con la mente fría. Pero después de dos meses de reflexión tras las declaraciones de Mourinho no procede recurrir a un lenguaje tan marginal y parásito o a una conducta tan agresiva.

Ya he escrito en este blog y me reitero que el insulto es un mensaje hostil y provocativo, una forma de agresión o violencia, una conducta inaceptable. Pero después del partido se reafirma: "Estoy superorgulloso de lo que dije, quizá en las formas no porque soy muy bruto, pero sí en el fondo. Lo volvería a hacer". Francisco de Quevedo expresaba que el insulto es la razón del que razón no tiene. Si Quevedo se expresaba así, los entrenadores que le han dado la razón a Preciado no la tienen porque, entre otras cosas, no hay ningún paralelismo entre las palabras de Mourinho por desacertadas que pudieran ser y la grosería o el escarnio de Preciado. Cuando uno recurre a la vulgaridad, a la ofensa y a términos soeces no le asiste ninguna razón ni en la forma ni en el fondo.

Esta conducta transgrede la frontera de la cortesía que nos obliga a todos y especialmente a referentes de la sociedad, como los entrenadores profesionales, que deben dar un claro ejemplo. Los que me conocen, saben de mi veneración técnica por Mourinho pero en el Madrid la motivación o el triunfo no se pueden lograr con menosprecios verbales o gestuales a otros profesionales o insultos a los árbitros. No rectificar es de necios y Mourinho es muy inteligente. Por otra parte, el gran pecado de España es la envidia y la mediocridad, y aquí harán todo lo posible para que Mourinho fracase y se olviden sus éxitos. La campaña mediática ya ha empezado y debe mitigar las amenazas a su imagen y a la del Real Madrid.