sábado, enero 17, 2009

Ramón Calderón, un náufrago sin puerto


A Ramón Calderón lo conocí cuando era responsable de la sección de baloncesto en el Real Madrid y participé con él en algunas tertulias no deportivas sino taurinas en Punto Radio dirigidas por Federico Sánchez Aguilar. Cuando fue elegido presidente le envié una carta personal de felicitación que me correspondió con gratitud.

Desde esta bitácora planetaria o blogosfera pública que facilita la participación de los ciudadanos en el debate, no pretendo hacer leña del árbol caído sino opinar sobre una gestión que ha tenido algún éxito y escandalosos fracasos. Toda clase de poder en una democracia se legitima en la discusión libre, abierta y racional que se desarrolla en la esfera pública. Como decía el filósofo alemán Habermas la democracia es un modelo político en el que la legitimación de las decisiones surge de la participación de todos. En un ámbito crítico como éste, de acceso universal, se puede garantizar que los participantes manifiesten con veracidad sus opiniones. El objetivo de este artículo es reflexionar sobre los problemas internos del Real Madrid y las posibles soluciones.

El acceso de Ramón Calderón a la presidencia del Club el 2 de julio de 2006 fue muy polémico tras la trama del voto por correo. La titular del Juzgado de Primera Instancia nº 47 decidió anular cautelarmente todo el voto por correo de las elecciones tras las medidas cautelares solicitadas por Ramón Calderón y otro de los candidatos, Arturo Baldasano. Tras esta medida judicial se computó exclusivamente el voto presencial que le otorgó la victoria a Ramón Calderón. Dos años después se ha conocido a través de la información de la Brigada Provincial de la Policía Judicial que si se hubiera contado el voto por correo Ramón Calderón no hubiera sido el presidente del Real Madrid sino Juan Palacios. Estos hechos, unidos al control de la Asamblea por compromisarios afines a Florentino Pérez y opositores a Ramón Calderón han envenenado la vida social del Club durante dos años y medio. A la oposición de los afines a Florentino hay que unir la oposición de la Plataforma Blanca presidida por un joven abogado y economista, brillante y gran madridista como es Eugenio Martínez Bravo aspirante a la presidencia, honesto, independiente, sin rémora o vínculos con el pasado y con un futuro lleno de ilusión. Para Ramón Calderón, las Asambleas anuales de socios han sido una pesadilla. La última, en la que ha naufragado con estrépito, ha sido un esperpento.

A la actual Junta Directiva, tras la dimisión forzada de Ramón Calderón, le corresponde realizar con urgencia y con gran sentido de la realidad el perfeccionamiento del voto por correo para que las próximas elecciones sean absolutamente limpias y llegue de verdad la paz social a la Institución. En el Real Madrid debe imponerse la prudencia y la racionalidad, dos virtudes sagradas del pasado madridista. La incontinencia verbal y la opulencia informativa de Ramón Calderón han sido su autofagia. Decía Randolph Hearst uno de los fundadores de la prensa de masas, que la noticia es lo interesante y no necesariamente lo que es importante. Y Calderón ha sido la fuente, el protagonista, el inductor directo de sensacionales fichajes frustrados que han quedado en pura retórica y han generado en los socios y aficionados una gran decepción: Kaká, Cesc y Cristiano Ronaldo. Ha utilizado la falsa información para mantenerse en el poder, además de encarecer el costo de los otros fichajes. Ha adolecido de falta de consistencia, credibilidad, fiabilidad y finalmente de veracidad.

No obstante, ha tenido aciertos deportivos ganando dos ligas consecutivas, mejorando las relaciones con la FIFA, UEFA y Villar que Florentino Pérez las dejó muy maltrechas, recuperando el espíritu de lucha del equipo hasta el último segundo y estabilizando la salud económica de la Entidad. Salvo que los hechos me desmientan a Ramón Calderón lo considero un hombre honrado, ingenuo y confiado. Y para ser presidente del Real Madrid hay que ser inteligente, astuto y maquivélico. Decía Maquiavelo que jamás persona alguna de humilde estado ha ganado gran poder sólo por medio de la fuerza, pero sí sólo con la astucia.