sábado, enero 09, 2010

La Vera, habitación de los dioses


Plasencia fue una ciudad-fortaleza medieval grandiosa y gloriosa fundada por Alfonso VIII a finales del siglo XII, amurallada en su totalidad como Ávila. Urbem aedifico, cui Placentia (ut Deo placeat et hominibus) nomen imposui. "Por lo cual yo, Alfonso, por la gracia de Dios rey de Castilla y de Toledo, juntamente con mi esposa la reina Leonor y con mis hijas las infantas Berenguela y Urraca, para gloria de Dios, en el lugar que antiguamente se llamaba Ambroz, edifico una ciudad a la que pongo el nombre de Plasencia para que agrade a Dios y a los hombres."

Tenía sesenta y ocho torres o cubos de gran altura construidos con bloques irregulares de piedra de granito unidos mediante mortero de tierra, cal y pequeñas piedras, con siete puertas de acceso que la hacían casi inexpugnable a los ataques de los musulmanes: Puerta del Sol, de Talavera, Postigo de Santa María, Puerta de Trujillo, de Coria, Puerta Berrozana y la Puerta del Postigo. Era un cercado de doble muralla con un muro alto y otro exterior más bajo, barbacana, separados por un foso. En la parte alta de la ciudad, en el lado nordeste de la muralla, se encontraba la Fortaleza o Alcazar, hoy totalmente desaparecido. Tenía planta cuadrada con una torre cilíndrica en cada ángulo, cercado por tres muros y un foso de agua que le rodeaba. Destacaban dos torres de la muralla de planta cuadrada, una la torre de la Reina y otra la torre Lucía, o de la luz o del fuego, así denominada porque en ella se encendían las hogueras para avisar a los vecinos en los momentos de peligro. Es deplorable la rehabilitación que ha realizado la administración actual de algunas de las puertas o cubos de la histórica muralla placentina con moles de hierro grotescos y sin sentido, adosados a los muros.

Plasencia tenía un amplio territorio jurisdiccional que comprendía tres sexmerías: La de la Vera, la del Campo de Arañuelo y la del Valle y Transierra. Fray Alonso Fernández en su libro "Historia y Anales de la ciudad y obispado de Plasencia" expresa que la Vera es de los sitios más deleitables, amenos y fértiles que hay en España. Y si los griegos creyeron que estaban en España los Campos Elíseos, habitación de los dioses y premio de los varones justos, a ninguna tierra se podía atribuir con mayor fundamento que a la Vera. Homero escribió que los Campos Elíseos estaban en estos reinos y lo refiere Estrabón. Estas tierras producen en abundancia regalos de diferentes géneros con aires y aguas saludables que todo lo sustenta, deleita y recrea.

En el siglo XII, la Vera estaba formada por diecisiete villas o aldeas con casi cinco mil vecinos, en doce leguas de largo y dos-tres de ancho. La parte alta estaba poblada de bosques de castañares, nogales y avellanos y en la parte baja y quebrada abundaban las viñas, los olivares, los higuerales y toda clase de árboles frutales rodeados de numerosas gargantas y arroyos de agua, fríos, cristalinos y repletos de deliciosas truchas.

El obispado de Plasencia fue creado por el papa Clemente III, el 13 de marzo de 1188, bajo la autoridad metropolitana de Santiago. Tenía un amplio territorio diocesano que se extendía desde Bejar hasta el valle de la Serena.