martes, junio 15, 2010

La hora de la verdad


Mañana empieza en Sudáfrica la hora de la verdad para España. Nunca había generado la selección española de fútbol tanta expectación y tantas esperanzas. Mañana cierra España a las 4 de la tarde el último partido de la primera ronda enfrentándose a Suiza. Ninguna de las teóricas selecciones favoritas junto a España, como Brasil, Argentina o Inglaterra han demostrado un domininio técnico y táctico o un control permanente del juego. La única que ha sorprendido positivamente por el cambio de su sistema de juego y por el futbol de toque y control ha sido Alemania. No obstante, habrá que observarla con selecciones de mayor entidad.

España debe jugar como sabe, con alegría, tocando el balón, elaborando el fútbol, moviéndose a los espacios libres, realizando sus paredes habituales, controlando el juego, la posesión del balón y aprovechando la capacidad goleadora de Villa, Torres y los demás. El resultado del primer partido es muy importante para adquirir confianza y para demostrar que queremos, podemos y sabemos. Hay que desterrar la suficiencia y empezar con prudencia y paciencia hasta que llegue el gol. Cualquier equipo es capaz de plantar resistencia a la mejor selección porque el fútbol ha potenciado mucho el desarrollo físico, la velocidad de los jugadores y cada vez es más difícil zafarse de un marcaje férreo y de la presión para encontrar espacios libres. Las selecciones de menor condición técnica colocan la mayor parte de los jugadores detrás del balón y salen con velocidad al contraataque. Tenemos que salir muy concentrados, respetando al contrario y con mucha humildad. España tiene una gran personalidad y mucha calidad pero los equipos contrarios ya nos conocen y nos lo van a poner muy difícil. Debemos desterrar tanto el pesimismo como el exceso de euforia. In medio virtus.

Confiamos en que nos ofrezcan una primera victoria y nos ayuden a olvidar temporalmente los momentos difíciles que la mayoría de los españoles estamos pasando. Por una vez, y sin que sirva de precedente, seremos todos rojos.