sábado, enero 29, 2011

Cuando habla miente, cuando promete no cumple y cuando se confía en él traiciona


El despiadado título del blog de esta semana me lo ha dado un hombre de izquierda, buen amigo, honrado y leal a sí mismo, que hace algunos años había puesto su fe, toda su esperanza y gran parte de su afecto en Rodríguez Zapatero, actual presidente del gobierno español, encontrándose actualmente abatido y desencantado con dos hijos, profesionales de la medicina y la arquitectura, parados de larga duración y sin ninguna clase de ayuda social porque ambos han agotado los plazos fijados de cobertura. No hay dinero para coberturas esenciales, decía, y sin embargo se tiran 350.000 euros en el Senado en traducciones a las distintas lenguas oficiales autonómicas -cuando tienen sus parlamentos propios- o millones de euros para asesores del presidente del Gobierno y de los presidentes de Comunidades Autónomas nombrados a dedo que deben -por los hechos- asesorar el hundimiento de la economía española, el desolador panorama del mercado de trabajo, el incremento del gasto ruinoso de las televisiones o radios públicas y otros muchos millones de gastos burocráticos que se malgastan en embajadas y organismos duplicados.

Yo asentía y le manifestaba que España no sólo necesita un cambio político que genere confianza en los mercados sino una catarsis política que es algo más sustancial y profundo. De vez en cuando es muy saludable recurrir al diccionario de la Real Academia Española y reproducir literalmente alguna de las acepciones de "catarsis": Entre los antiguos griegos, purificación ritual de personas o cosas afectadas de alguna impureza o purificación, liberación o transformación interior suscitados por una experiencia vital profunda. Todos los que utilizamos internet recibimos diariamente numerosas propuestas de adhesión catártica o purificadora para eliminar los privilegios de los políticos o los numerosos dispendios derrochadores o abusos de subvenciones a distintos colectivos afines al pesebre.

La "magia verbal" o manipulación del lenguaje de Rodríguez Zapatero con emociones irracionales o con mentiras han llevado a España a la más grave ruina económica jamás conocida. Se aprendió el mensaje de Hans Maeder: Todo el que pretenda imponer su dominio al hombre, ha de apoderarse de su lenguaje. Para nuestro malhadado presidente, las palabras ejercen un poder absoluto sobre la realidad, de tal suerte que, manipulando la palabra , la realidad también cambia. Pero esta última es tozuda y los hechos desgraciadamente se han impuesto. Su palabrería ha estado cargada de arrogancia y de falta de inteligencia. Si las palabras precisas no tienen un poder absoluto sobre las cosas menos lo tienen las palabras oscuras. La realidad no se transforma con palabras sino con hechos. Su vocabulario político está lleno de mitos, de propaganda y de falsedades. Sin ir más lejos. Acaba de salir la encuesta de población activa y tenemos 4.700.000 parados. Esta es la realidad y este es el drama de España. Y sin embargo, las palabras del fin de semana sobre Rodríguez Zapatero, entre los suyos, es que nadie ha hecho tanto por modernizar nuestro país en tan poco tiempo, nadie ha hecho más por la igualdad, nadie he visto con mayor compromiso con la protección social, nadie ha reconocido tantos derechos. Por mucho que se empeñen, la manipulación del lenguaje no cambia la realidad. Ya no cuela la estrategia de la distracción ni el estímulo a que nos conformemos con la incompetencia y la mediocridad.