sábado, diciembre 08, 2007

El Pimentón de la Vera


Los sabios afirman que es el mejor pimentón del mundo. Desde 1994 tiene Denominación de Origen Protegida. El pimiento para pimentón llegó de América y fue introducido en España en 1493 por Cristobal Colón que se lo ofreció a los Reyes Católicos en el Monasterio de Guadalupe. A las especias se las consideraba en la antiguedad como auténticos tesoros. Eran un regalo idóneo para dioses y reyes. Los monjes jerónimos iniciaron el cultivo en este monasterio y de inmediato lo extendieron a los demás, Yuste (Cuacos) y Ñora (Murcia). Tras las piedras de los claustros han convivido por siglos tradición, sabiduría y secretos culinarios que todavía perviven. Éste es el origen de las dos principales zonas pimentoneras de España: la Comarca de la Vera y la Región de Murcia.

El 5 de diciembre de 1492, en su primer viaje, Colón desembarca en una isla a la que bautiza como La Española. Una de las Grandes Antillas, en el mar Caribe, situada al sureste de Cuba y al oeste de Puerto Rico. La segunda más grande del Caribe después de Cuba. Hoy está dividida en dos países la República de Haití y la República Dominicana. Los nativos de esta isla le ofrecieron comidas condimentadas con ají o chiles que Colón confundió con la pimienta de origen asiático y que calificó como "violentamente fuerte" a su regreso a España. Colón trajo en este primer viaje lo que denominó "pimientos", variedades de distintas clases y colores. El hecho es mencionado por Peter Martyr, informador papal, en un escrito de 1493. En el segundo viaje de Colón en 1495, un cronista escribió: "...en aquellas islas existen arbustos como rosales que dan frutos tan largos como canelas con granitos tan picantes como los de la pimienta y que los nativos se comen como nosotros comemos manzanas...". En 1500, Colón llevó en su viaje al médico Diego Chanca que fue el que describió la fauna y flora del Nuevo Mundo y mencionó que los nativos utilizaban el ají para condimentar las carnes y pescados. Con posterioridad varios botánicos describen las características de la especia. La planta fue llevada a la India en 1611 por los portugueses. Los españoles la introdujeron en España y en otras partes de Europa. En el siglo XVII llegó su cultivo a Asia y África llevada por españoles y portugueses. El botánico sueco Linneo clasificó científicamente a las dos especies principales capsicum annum y capsicum frutescens. Las demás son variaciones menores dentro de la mismas especies.

Algunas especies fueron monedas de cambio y llegaron a tener más valor que el propio oro. Tenían propiedades conservantes, aromatizantes, potenciadoras de sabor y terapéuticas. El pimentón dulce o picante contiene abundante vitamina C. Esta vitamina denominada también como ácido ascórbico ayuda a prevenir muchas enfermedades y alarga la vida. Es uno de los mejores antioxidantes. Contiene también flavonoides con propiedades anticancerosas, cardiotónicas, antitrombóticas, antiinflamatorias, analgésicas y antimicrobianas. Y provitamina A. Esta vitamina es esencial para la visión, el buen estado de la piel, el cabello, las mucosas y los huesos.

El pimentón dulce es imprescindible para dar el toque de sabor y color a multitud de guisos de la cocina mediterránea. El pimentón picante se utiliza para productos de chacinería y como adobo de carnes y pescados. El Consejo Regulador define el producto de la siguiente forma: "La Denominación de Origen Protegida Pimentón de la Vera ampara el producto obtenido de la molienda de frutos totalmente rojos, de las variedades de pimiento del grupo Ocales ( Jaranda, Jariza, Jeromín), y de la variedad Bola, pertenecientes a las especies botánicas Capsicum annum y Capsicum longum, recolectados maduros, sanos, limpios, con el color característico de la variedad, libres de ataques de plagas o enfermedades, secados con leña de encina y/o roble, por el sistema tradicional de la Vera, y que proceda de la zona de producción delimitada."
A este respecto, la zona de producción de pimientos está constituida por los municipios de las comarcas naturales de La Vera, Campo Arañuelo, Valle del Ambroz y Valle del Alagón, en el norte de la provincia de Cáceres. La zona de producción la componen cincuenta pueblos. El Pimentón de La Vera es un producto de sabor y aroma ahumados, intensos y penetrantes, debido al proceso de secado al humo a que se somete a los pimientos. Su coloración es rojo intenso y el fruto tiene un brillo relativo. Su sabor, aroma y color son altamente estables a lo largo del tiempo, debido principalmente al lento y suave proceso de deshidratación que se utiliza. Según su sabor podemos establecer tres grupos de pimentones: Pimentón dulce, de sabor suave, totalmente dulce. Elaborado principalmente con las variedades Bola y Jaranda. Pimentón ocal o agridulce, suavemente picante al paladar. Elaborado principalmente con las variedades Jaranda y Jariza. Pimentón picante, pronunciado picor al paladar. Elaborado principalmente, con las variedades Jeromín, Jariza y Jaranda.

Ha adquirido fama y prestigio y es una de las principales riquezas de la comarca. La Denominación acoge a más de 600 agricultores y 13 industriales abarcando una zona de producción próxima a las 1000 hectáreas. El pasado mes de agosto ha quedado incluido en el Registro de Denominaciones Europeo. Felicidades al "oro rojo" verato del que nos sentimos orgullosos.

Miguel Hernández, poeta del pueblo, dice en su poema:


EL SILBO DE AFIRMACIÓN EN LA ALDEA
......Nace un niño, y entera

la madre a todo el mundo del contorno.

Hay pimentón tendido en la ladera,

hay pan dentro del horno,

y el olor llena el ámbito, rebasa

los límites del marco de las puertas,

penetra en toda la casa

y panifica el aire de las huertas.

Con una paz de aceite derramado,

enciende el río un lado y otro lado

de su imposible, por eterna, huida.

Como una miel muy lenta destilada,

por la serenidad de su caída

sube la luz a las palmeras: cada

palmera se disputa

la soledad suprema de los vientos,

la delicada gloria de la fruta

y la supremacía

de la elegancia de los movimientos

en la más venturosa geografía.




Está el agua que trina de tan fría

en la pila y la alberca

donde aprendí a nadar. Están los pavos,

la Navidad se acerca,

explotando de broma en los tapiales,

con los desplantes y los gestos bravos

y las barbas con ramos de corales.

Las venas manantiales

de mi pozo serrano

me dan, en el pozal que les envío,

pureza y lustración para la mano,

para la tierra seca amor y frío.




Haciendo el hortelano,

hoy en este solaz de regadío

de mi huerto me quedo.

No quiero más ciudad, que me reduce

su visión, y su mundo me da miedo.

¡Cómo el limón reluce

encima de mi frente y la descansa!

¡Cómo apunta en el cruce

de la luz y la tierra el lilio puro

!Se combate la pita, y se remansa

el perejil en un aparte oscuro.




Hay azahar, ¡qué osadía de la nieve!

y estamos en diciembre, que hasta enero,

a oler, lucir y porfiar se atreve

en el alrededor del limonero.

Lo que haya de venir, aquí lo espero

cultivando el romero y la pobreza.

Aquí de nuevo empieza

el orden, se reanuda

el reposo, por yerros alterado,

mi vida humilde, y por humilde, muda.

Y Dios dirá, que está siempre callado.