Mi adicción al trabajo o a emprender-que no falte- y la intensidad de la nueva temporada deportiva de clubes y escuelas de fútbol que se alarga más que otras, o al menos lo parece, me ha restado tiempo para hacer una reflexión sobre "la muerte política anunciada" del PSOE. La derrota en las elecciones generales ha sido un calco de las municipales y autonómicas. Empieza a notarse el cambio. El Real Madrid, seis puntos por encima del F.C. Barcelona. Rajoy, madridista, y a seis días del cambio primer batacazo del BarÇa. Adiós culé ZP, vete a supervisar las nubes a León. ¡Tanta paz te lleves como descanso nos dejas! Claro que Rubalcaba, tras el estrépito, está como "Felipito Takatún" aquel comediante argentino de la época de la transición española, denominado Joe Rígoli, que se hizo muy famoso por una muletilla que repetía con frecuencia en sus programas televisivos: "Yo sigo". Cómo estará el banquillo del PSOE para que Rubalcaba juegue de titular.
Hecho el paréntesis político-deportivo, voy a referirme a la crisis económica que según los socialistas ha sido la tumba de su partido y puede ser la del propio Partido Popular. En la última etapa del PSOE y en esta nueva etapa de los populares solo se habla de recortes, austeridad, sacrificio, copago y pérdida de derechos sociales. Todos esperan que Rajoy en el debate de investidura, se dirija al Congreso como Churchill lo hizo el 13 de mayo de 1940 a la Cámara de los Comunes y diga sus mismas palabras: No tengo nada más que ofrecer que sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor. Si bien, tengo que recordar a los que benévolamente leen estas páginas que prefiero la segunda parte de su Discurso: Me preguntáis; ¿Cuál es nuestra aspiración?. Puedo responder con una palabra: Victoria, victoria a toda costa, victoria a pesar de todo el terror; victoria por largo y duro que pueda ser su camino; porque, sin victoria, no hay supervivencia.
Hay que ser optimistas y creer en la victoria sobre la crisis y sobre el paro. Mi única receta es la que he practicado durante toda mi vida: ser emprendedor nato. El Partido Popular debe crear las condiciones idóneas para incrementar el número de españoles adictos a emprender, a asumir riesgos y a generar riqueza que cree fuentes de trabajo. Si esto no lo logra en el menor tiempo posible fracasará política y económicamente. Ser emprendedor no está bien visto en España. Dicen las estadísticas que aquí tiene un 48% de índice de popularidad frente al 73% de Estados Unidos o el 62% en Francia. El porcentaje de nuevos empresarios es muy bajo en España, apenas un 5%, porque pocas personas están dispuestas a asumir riesgos a causa de la propia situación económica. Si pensamos así, entramos en un círculo vicioso. Para los jóvenes empresarios proclives a asumir riesgos, el Partido Popular debe lograr de los Bancos apoyo y financiación para sus nuevos proyectos. Hay que incentivar y agilizar la creación de nuevas empresas con pragmatismo y con perseverancia.
La única droga necesaria en España para los que tienen recursos y para los que no los tienen es la adicción a emprender. El diccionario de la RAE define el verbo emprender como: Acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierra dificultad o peligro. Soy consciente de que uno de los principales frenos para el nuevo emprendedor es el miedo al fracaso pero a lo largo de nuestra vida empresarial acertar el 51% de las veces significa haber tenido éxito. Y tenemos el 49% de las veces para caer en la lona y levantarse, sin arrojar la toalla. Hay que continuar el combate hasta el triunfo final. Al mundo de la empresa hay que llegar con humildad, respeto y sin veneración al jefe. En las primeras multinacionales que trabajé me encontré a ejecutivos medianos o jefes deprimidos por su propia mediocridad y apliqué la máxima de D. José Ortega y Gasset-no en vano fui filósofo antes que empresario- Prácticamente nada es imposible, nada es peligroso y, en principio, nadie es superior a nadie.
Después me lo monté por libre y una de las empresas que creé en 1987, TECSPORT, S. A. cumple 25 años el próximo año 2012. A ella me dedico plenamente en la actualidad. Las empresas como las personas, nacen, viven, se desarrollan y mueren. Pocas superan los 25 años y el mérito no es personal sino del equipo o de socios y amigos que las gestionan o las han gestionado. Por otro lado, nadie tiene en su ADN la información genética para convertirse en un genio de los negocios o conoce los trucos para instalar un chiringuito alucinante, pero sin tejido productivo o sin pequeña y mediana empresa que gane dinero y cree puestos de trabajo no saldremos en España de esta grave crisis. Más del 70% de los jóvenes españoles prefieren estabilidad e ingresos fijos a crear su empresa por la aversión al riesgo o por falta de autoconfianza. Los recursos que los grandes utópicos de la gauche divine piden al "dios Estado" los tenemos en nuestros manos. Confío en que el centro-derecha deseche los complejos y que Rajoy nombre como ministros a mujeres y hombres bienaventurados del talento, la brillantez, la audacia intelectual, la imaginación creadora que como los genios sepan cambiar las ideas de los hombres y los colores de las cosas, que transformen el drama en poéma lírico y que todo lo que toquen se vuelva bello con una nueva forma de belleza como ya tengo escrito en este mismo blog. Y como dijo Cervantes en "La Cueva de Salamanca" ¡Plega a Dios que vaya a buen viento esta parva!